Hasta los años 50 del siglo XX, las vacas, bueyes y otros animales se destinaban para las labores del campo, y el continuo transitar de estos por pedregosos caminos, fincas y toda clase de suelos originaba el desgaste de sus pezuñas. Para paliar este defecto había que herrarlas, es decir, sujetar unos callos (chapas a modo de herraduras) en los pesuños (cada uno de los dedos cubiertos, juntamento de su uña). Esto lo realizaba habitualmente el herrero del pueblo. Si en el pueblo no existía la figura del herrero, los animales se llevaban a otro pueblo, o bien pasaba cada cierto tiempo un herrador, ó, en última instancia, cada propietario herraba sus animales.
Para poder realizar este trabajo, en casi todos los pueblos existía un potro de herrar, y si el pueblo era grande podía existir mas de uno. El potro lo formaban cuatro grandes postes hundidos en el suelo y unidos por cuatro travesaños en la parte superior, formando un rectángulo. Detrás de cada poste se hallaban otros cuatro mas pequeños de medio metro de altura y los correspondientes rebajes donde poder colocar la pata del animal. A ambos lados existían una especie de rodillos para que al girar suspendiese al animal por medio de correones que le pasaban por debajo del vientre. Al entrar el animal en el potro se le ataba la cabeza a una especie de yugo que existía para tal fin, y la pata que se iba a herrar era amarrada, después de doblarla por la rodilla en los citados postes bajos.
En el montaje de la foto se puede
ver como se posicionaba el animal
para herrarle.
El herrador limpiaba y alisaba la pezuña con el pujavante (instrumento utilizado para cortar el casco) para ajustar el callo clavándole unos clavos de cabeza cuadrada.
El potro también se utilizaba para realizar curas en las patas de los animales afectadas por alguna infección o traumatismo .
De los herradores se puede decir que fueron los primeros veterinarios. Observaban a los animales en sus dolencias y procuraban encontrar remedios en la naturaleza: Malva, enebro, dormideras, romero... sal, vinagre, sanguijuelas, etc. Curaban cólicos, diarreas, infecciones bucales y algunas veces castraban asnos o mulos. Era frecuente que el herrador hiciera labores de rapa (corte y acondicionamiento de las crines, lanas y pelos de los animales).
Herramientas que se utilizaban:
1 Tenaza cortacascos
2 Tenaza cortacascos modelo español
3 Tenaza de desherrar modelo español
4 Tenaza con talón
5 Pujavante 60 mms
6 Pujavante 65 mms
7 Callos para vacuno
Ruerrero todavia conserva su potro de herrar en el centro del pueblo junto a la iglesia.
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