De esta peculiar manera se celebraban antiguamente los ritos fúnebres en el valle:
La agonía; Cuando un miembro de la comunidad presenta una enfermedad grave, es visitado por los vecinos para ver los síntomas que posee y ver el remedio que se le puede aplicar. Si el enfermo no mejora hace testimonio de última voluntad. Avisado el cura para llevar el viático (en la Iglesia católica, sacramento de la Eucaristía que se administra al enfermo que está en peligro de muerte), al toque de campana se dirige al lecho del enfermo para aplicarle el sacramento de la extremaunción. En un cuenco de barro, el cura le aplica los santos óleos sobre el cuerpo con rezos rituales y este cuenco era enterrado con el cuerpo o se llevaba a la huesera.
La mortaja; Producido el fallecimiento se procede a amortajar el cuerpo. Lo lavan y lo cubren con lienzos blancos. Exponen el cadáver en su lecho y lo alumbran con velas. Abren una ventana para permitir que salga su alma. Suena el toque de campana “a muerto”que es repetido durante cinco veces al día. Se acude para dar el pésame a la familia. Por la noche, después de cenar, al menos una persona de cada casa acude a acompañar a la familia del fallecido y para velar el cadáver. La familia del fallecido en agradecimiento invita a tomar café, galletas y licor (si es pudiente).
El entierro; Cada pueblo posee un ataúd en común para trasladar el cuerpo a los actos religiosos si el difunto era creyente o a la sepultura directamente si no lo era. En la iglesia se coloca el féretro frente al altar, que dependiendo de la clase social del difunto podian ser de 1ª, 2ª o 3 ª clase. De 1ª clase acudían hasta diez curas, los de 2ª clase por cuatro y los de 3ª clase un cura. El cura del pueblo cobraba un arancel a los familiares del difunto y se encargaba de dar de comer, en la casa parroquial, a los demás curas .
La inhumación; Se celebraba dentro de la iglesia hasta abril de 1787 que se prohibió por la Real Cédula que obligaba a levantar cementerios ya que el masivo enterramiento en iglesias generaban infecciones. Para evitar infecciones se encalaban las paredes con frecuencia. A toque de campana se llevaba el cuerpo con la comitiva hasta el camposanto.
Los funerales; Las personas que eran pudientes y tenia posesiones hacían cesión de alguno de ellos a favor de la iglesia para garantizarse los funerales y las misas.
Los responsos; Todos los domingos después de la misa el cura pasaba rezando el Pater Noster por todas las sepulturas.
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