domingo, 23 de septiembre de 2012

LA LEYENDA DEL HOMBRE-CABRA


Oscar Bocos me envía esta historia - leyenda recogida y escrita por él años atrás. Era muy común escuchar este tipo de narraciones durante las noches de verano, cuando íbamos y veníamos andando de las fiestas de los pueblos de alrededor.
La verdad de esta historia y de otras muchas más permanecerá oculta para siempre en los parajes que rodean a Ruerrero.






2 de octubre de 1984
LEYENDA DEL HOMBRE-CABRA
Hace muchos años vivó un leñador en Ruijas, un pequeño pueblo al sur de Cantabria. Trabajaba afanosamente para sacar adelante a su esposa y a sus cuatro hijos. Pero todo cambió la feliz vida de este humilde montañés cuando, una noche, al filo de las doce, tuvo que adentrarse en el bosque para recoger unas herramientas que había olvidado en la jornada anterior. El monte, en esa noche de otoño, aparecía oscuro y tenebroso, lo suficiente para que la imaginación corriese por la mente del leñador en busca de terroríficas escenas.
                Sus pasos lentos y pensados provocaban crujidos secos y ahogados en la superficie, que él intentaba evitar a toda costa. De pronto, se dio cuenta de que no había seguido el camino acostumbrado, sin duda debido a la escasa claridad de esa noche, y se alejaba de su ruta. Comenzó a andar y andar sin poder encontrarla y, por fin, agotado por la caminata, se recostó sobre un roble para reposar un rato.
                Pero, aunque sus ojos permaneciesen cerrados, los oídos trabajaban al máximo para detectar el ruido más insignificante que allí se produjese. Cuando se levantó, observó el paisaje y emprendió de nuevo la marcha, pero no tardó en oír cómo algo detrás de él le venía pisando los talones. Pensó en algún animal perdido y no le dio importancia. Pero los pasos sonaban cada vez más cerca, hasta que decidió detenerse e intentar averiguar qué le seguía incansablemente. Retrocedió, pero no pudo hallar nada extraño. Nada más proseguir su camino, volvió a oír los pasos que ya le estaban enloqueciendo. Así, no tardó en divisar entre unos matorrales dos luces grises que brillaban en la oscuridad. No supo qué hacer y, presa del pánico, echó a correr sin dirección fija, hasta que se precipitó por un barranco de gran pendiente.
                Perdió el conocimiento y, cuando despertó, se vio rodeado por más de treinta cabras que le observaban atónitas. Sus ojos brillantes le hicieron recordar la causa de su huida. El barranco era inaccesible para trepar por él, causa ésta que impidió al leñador volver a su pueblo. Allí le dieron por muerto unos días después al no conseguir encontrarlo por los alrededores. Pasó el tiempo y convivió con las cabras el número suficiente de años para que su cabeza se estirase cubierta de pelos, con cuernos enanos, como si de una cabra se tratase. Sus pies eran ahora pequeños y su cuerpo de un gris claro, como sus compañeras, sólo cubierto por una chaqueta negra y roída. De su barbilla había brotado una mata de pelos: había en el bosque una nueva especie, el hombre-cabra.
Y así, como cuenta la leyenda, en las noches oscuras, se le puede oír caminar lentamente por el bosque junto a la curva después de pasar Ruijas hacia Polientes, en busca de alimentos para sus compañeras y provocando el terror y la inquietud de cuantos pasan a pie por esa carretera a esas horas de la noche.  

3 comentarios:

  1. Nunca había oido esa historia pero esta muy bien, lo tendré en cuenta. Un abrazo.

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  2. Hola. Para mi esta leyenda tiene algo que no encaja. No puede ser, a pesar de que sea una leyenda, que mágicamente se convierta en un hombre cabra por solo convivir con cabras. No tiene sentido... Tiene q haber un “porque"... Mutacion genética, posesión, algo. Esto es solo un comentario no para pelear sino para que capas puedas mejorar esta leyenda. Saludos.

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